Con motivo de la realización del Séptimo Congreso Internacional de Minificción en la ciudad de Berlín, del 1 al 3 de noviembre de 2012, los editores de El Cuento en Red hemos convocado a un grupo de destacados investigadores e investigadoras de Argentina, México, Perú y Venezuela a elaborar un registro de la producción más importante de la minificción en estos países, tanto en el campo de la creación literaria como en la investigación. El resultado se encuentra en las páginas siguientes, donde los lectores pueden observar los diferentes estilos en la organización de estos materiales.

La idea de reunir estos trabajos se derivó de la iniciativa de nuestro colega David Lagmanovich, quien elaboró en 2010 (poco antes de fallecer) una bibliografía para el caso de Argentina. Esta bibliografía ha sido puesta al día por las colegas Graciela Tomassini y Stella Maris Colombo para este número de la revista.

Esperamos contar en números sucesivos con las colaboraciones correspondientes a Brasil, Colombia, Chile y España, y también sobre lo que ocurre en otras lenguas (como el portugués, el alemán y el inglés) y en otros medios y soportes (como los incipientes estudios sobre la minificción audiovisual). En El Cuento en Red consideramos que estos ejercicios en los que se pretende deletrear el universo bibliohemerográfico son de gran utilidad para apoyar la investigación y el disfrute de los materiales de creación en el campo de la ficción breve.

Como puede observarse en los trabajos de este número de la revista, la investigación especializada dedicada al estudio de la minificción ha sido producida en los últimos 25 años (a partir de la tesis doctoral de Dolores M. Koch, presentada en 1986). Pero ya desde la aparición en 1953 de los Cuentos breves y extraordinarios de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares en 1953 se han producido ya más de 100 antologías de minificción en español, de carácter general, nacional, regional, temático, didáctico o de otra naturaleza, como las que se han derivado de concursos, congresos y redes de escritores.

Con las portadas de éstos y otros materiales bibliográficos se está elaborando una Historia Gráfica de los Estudios sobre Minificción. Este material ya está disponible en el sitio de la Red Mini (http://redmini.net), coordinado por las colegas Tomassini y Colombo desde la ciudad de Rosario, en Argentina. La finalidad de este importante sitio es difundir las actividades realizadas y los productos derivados de los estudios especializados sobre la minificción en la comunidad internacional, tales como cursos, tesis, artículos y libros individuales y colectivos de investigación.

Por otra parte, también es necesario señalar la importancia del sitio Ficción Mínima (http://ficcionminima.blogspot.com), a cargo de un equipo internacional coordinado desde Caracas, en Venezuela, por la colega Violeta Rojo. En este sitio se dan a conocer de manera continua los materiales bibliográficos, las presentaciones de libros, la organización de congresos y otras actividades y productos ligados a la creación y difusión de la minificción en el plano internacional.

Para nadie es un secreto que, en las últimas décadas, Asia Pacífico se ha convertido en una región líder para explicar las grandes transformaciones económicas, sociopolíticas y culturales del planeta. En ese marco, la Península Coreana adquiere una creciente importancia, a pesar de sus modestas dimensiones territoriales. A raíz de la Guerra de Corea en 1950-1953, del acelerado desarrollo económico a partir de la década de 1960 en el sur de la Península, de la existencia de dos sistemas socioeconómicos antagónicos en la zona y de la veloz expansión de la cultura popular (K-pop), Corea ha recibido una creciente atención en los estudios asiáticos e internacionales. Las dimensiones de esta relevancia son transdisciplinarias y abarcan campos como la ciencia política, las relaciones internacionales, la economía, la sociología, la antropología y el arte, entre otros.

La presente obra recoge las aportaciones de los principales especialistas sobre Corea en América Latina y el Caribe (ALC). Los trabajos aquí incluidos muestran una creciente diversificación de temas, un abordaje cada vez más puntual de la historia y la realidad actual de la Península, una gran diversidad de visiones del mundo y metodologías, y una interesante amalgama entre las diversas generaciones de coreanistas latinoamericanos. Corea aparece como una presencia creciente en las conexiones internacionales de ALC. La agenda incluye el análisis de las relaciones diplomáticas, las iniciativas comerciales, las inversiones y los intercambios culturales. En su conjunto, Corea ayer y hoy. Aportaciones latinoamericanas permite una visión alentadora sobre el futuro de los estudios coreanos en la región. Es claro que éstos ya superaron la etapa fundacional y transitan con celeridad por el camino de la consolidación.

La feminización del campo y de las economías locales, provocada principalmente por los movimientos migratorios de miles de campesinos, obligó a las sociedades modernas de fines del siglo XX y principios del XXI a volver la mirada hacia las mujeres rurales. Su presencia, participación y luchas organizativas, junto con las de otras mujeres en otros ámbitos de la sociedad, lograron –después de muchos esfuerzos– que fueran contempladas en las estadísticas demográficas, los programas sociales y las políticas públicas. Se ha realizado un arduo trabajo con perspectiva de género por parte del movimiento feminista, académicas, legisladoras, sociedad civil y de las propias organizaciones de mujeres rurales e indígenas para ser visibilizadas.

Sin embargo, todavía falta mucho por hacer, pues las mujeres rurales e indígenas siguen siendo discriminadas, y sus necesidades, demandas y propuestas no son escuchadas. Muchos programas gubernamentales y políticas dirigidas a las mujeres siguen siendo de corte asistencialista: las han utilizado como mano de obra para los servicios comunitarios, como administradoras y responsables de la educación y la salud de sus familias; sobrecargándolas de trabajo y condicionándoles los recursos. Siguen sin contemplar las necesidades estratégicas de las mujeres, sus propuestas y los complejos contextos en los que viven.

¿Qué pasa con las mujeres indígenas cuando migran de sus comunidades a una ciudad? Las tres autoras de este libro buscan responder a esta pregunta y, poniendo énfasis en distintas aristas, analizan cómo son tratadas las mujeres indígenas en las sociedades urbanas y qué desafíos enfrentan en un contexto distinto al de la comunidad. Exploran en qué sentido se modifican las identidades construidas en el seno cultural de un pueblo originario cuando viven una experiencia migratoria. Identifican qué permanece y qué cambia con la itinerancia, qué sufrimientos y alegrías surgen, qué retos y oportunidades les depara su incursión en nuevos espacios. Las tres autoras profundizan el análisis del vínculo que las mujeres indígenas establecen con diversas culturas y grupos sociales, la relación con el mundo laboral, con el mercado y con nuevas tecnologías de información y comunicación; y todas descubren las nuevas experiencias e imaginarios de las mujeres indígenas que mudan del campo a la ciudad.

Ainara Arrieta Arcilla, Amaranta Cornejo Hernández y Bárbara Schütz, egresadas del Posgrado en Desarrollo Rural de la UAM-Xochimilco, presentan la parte medular de sus investigaciones de tesis de maestría. Cada estudio implicó la interacción de las autoras con mujeres indígenas, ñähñús de Querétaro y tsotsiles de Chiapas cuyas vidas se han apartado de la trayectoria femenina previsible en sus comunidades, donde tal vez habrían sido trabajadoras agrícolas con escaso reconocimiento, jóvenes esposas, madres y amas de casa sujetas a la autoridad masculina, mujeres resignadas a su “destino”, pero sus pasos siguieron otros caminos y empezaron a inventar nuevos destinos desde la Ciudad de México y en San Cristóbal de las Casas, respectivamente.

En México la intervención institucional para el desarrollo ha girado en torno a un objetivo: la consecución del cambio social. Desde la época cardenista (1934-1940) las propuestas y programas para el medio rural surgieron de instituciones públicas –gubernamentales o no– pero dichos cambios estaban enfocados desde una perspectiva externa. Con esa orientación las políticas del desarrollo resultaron muy costosas. Se promovieron cambios en la vida de los actores rurales locales y se alteró la cotidianidad, individual y comunitaria, sin contar con la anuencia ni la participación consciente de sus actores.

A partir de las últimas décadas del siglo pasado empezaron a ser cuestionadas las formas de intervención que, desde el Estado, impulsaban esos cambios. Surgieron corrientes y organizaciones civiles que buscaron modificar el rumbo. Sin embargo la intencionalidad no ha bastado. Es necesario saber cómo dichas iniciativas han sido apropiadas y conducidas por quienes las instituciones buscaban “emancipar”; tal ha sido el caso del trabajo con mujeres.

Las iniciativas han surgido tanto en instituciones gubernamentales como organizaciones civiles centradas en formar y capacitar a las actoras indígenas, tanto en gestión de proyectos como en la defensa de sus derechos jurídicos y políticos y para que puedan negociar sus propuestas locales en mejores términos, como es el caso de los artículos que presentamos. Sin embargo, no todas las iniciativas responden, complementan, potencian o facilitan localizar las prioridades, las vías de reproducción material y cultural de las y los actores locales.

La presente investigación se sitúa en el ámbito de la educación escolarizada indígena en México, con el objetivo de analizar el impacto de un proyecto de educación alternativa en la construcción de las identidades de los niños de una comunidad indígena.

Presento una reflexión en torno a la manera en la que el modelo educativo de la Escuela para la Vida, desarrollado por profesores del pueblo amuzgo del municipio de Xochistlahuaca, en la Costa Chica de Guerrero, impacta en la construcción y valoración de identidades entre los niños de esta comunidad. Para esto, llevé a cabo trabajo de campo comparativo en dos escuelas de la comunidad, durante 20 meses, para identificar la manera en la que los niños de la Escuela para la Vida construyen sus identidades, así como la relación de estos procesos con el modelo pedagógico y las prácticas en el aula.

Llegué a La Montaña de Guerrero en 2004 para colaborar con el equipo del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan1, organización con más de 10 años de experiencia en la defensa, promoción y difusión de los derechos humanos entre los pueblos indígenas de la región. Fue en 2007, en medio de tantos casos cotidianos con los que trabajábamos los asesores jurídicos, que se presentó la oportunidad de orientar y acompañar el proceso de lucha de una comunidad indígena na savi llamada Mini Numa. La cual, como otras tantas, padecía las consecuencias de la flagrante violación a sus derechos humanos. En este caso, se trataba de varias muertes de niños, personas adultas y mujeres en el embarazo o el parto, ocasionadas por la falta de atención médica para curar enfermedades y padecimientos de la pobreza.

En Tlachinollan era común recibir solicitudes de apoyo porque las comunidades carecían de servicios básicos –no había maestro ni doctor, no había caminos, agua, luz, escuela, clínica–, porque las lluvias o el viento se habían llevado parte de sus casas y la gente tenía que vivir a la intemperie, porque el suelo se abría y las casas se derrumbaban, y porque todas estas necesidades se hallaban sin respuesta o atención gubernamental. En éstas y otras situaciones estaba Tlachinollan para gestionar, dialogar y demandar a las autoridades su pronta intervención. Si las primeras acciones no generaban algún resultado favorable a la prevalencia de los derechos colectivos de las comunidades, entonces se promovía la denuncia pública, se hacía evidente la omisión del gobierno o se interponían diversos recursos jurídicos. También se generaba presión social con el apoyo de una red de actores nacionales e internacionales para exigir el cumplimiento de los derechos colectivos de los pueblos.

Este documento es una síntesis de la tesis presentada en diciembre de 2013 para obtener el grado de doctor en desarrollo rural por la UAM Xochimilco (Gómez, 2013a), dirigida por Luciano Concheiro. La investigación fue motivada por un problema muy complejo: la falta de reconocimiento, por gran parte de las instituciones de desarrollo rural, de la existencia y viabilidad de los milperos tradicionales como sujetos sociales.

A diferencia de los cafetaleros, los horticultores, los pescadores, los ganaderos y otros productores rurales; los milperos están ausentes en gran parte de los estudios rurales. Esta situación se sintetiza en el nudo problemático del estudio: maíz-milpa-milperos. Para los campesinos de Mesoamérica es difícil disociar estos tres conceptos; sin embargo, las instituciones del desarrollo, incluyendo las ciencias biológicas y las sociales, dan un tratamiento diferenciado al maíz, a la milpa y al sujeto social que hace posible este sistema agrícola.

El presente libro es resultado del proyecto de investigación que realizó José Arturo Herrera León durante su paso por la Maestría en Desarrollo Rural de la UAM-Xochimilco; la tesis intitulada Organización y mundos de vida en San Ildefonso Chantepec, Tepeji del Río, Hidalgo, fue presentada y defendida el 18 de octubre de 2013; sin embargo, el proceso de acompañamiento que realizó el autor aún continúa.

Como directora de su tesis tuve la oportunidad de acompañar al autor en su búsqueda por comprender la manera en que las prácticas sociales de la población originaria de San Ildefonso Chantepec han incidido en sus mundos de vida y en sus formas de organización comunitaria, posibilitando la defensa de su territorio y la construcción de alternativas de desarrollo comunitario a partir de reconocer y resignificar su cultura e identidad indígena.

José Arturo Herrera advierte la necesidad de adentrarse en la vida cotidiana de la comunidad, no sólo para obtener información, sino para tratar de incidir y acompañar, de alguna manera, los esfuerzos organizativos de la comunidad, lo cual le permitió establecer un diálogo abierto y horizontal con diversos actores y grupos de la comunidad que tienen como objetivo común la idea de recuperar y resignificar sus tradiciones, costumbres y prácticas comunitarias.

Las faenas comunitarias investigadas en el presente trabajo reflejan y se refieren a las experiencias vividas durante la limpieza del caño del agua de riego que viene desde los linderos del pueblo de San Jerónimo Amanalco (lugar donde nace el agua), llegando al depósito conocido popularmente como “La lagunilla”, situado por atrás del cerro de la Virgen. Pero, también, registran las vivencias de otras faenas menores realizadas dentro del pueblo, eventualmente, para resolver problemas de interés común.

Lo que acontece, en realidad, en contextos sociales como el del pueblo de San Miguel Tlaixpan, municipio de Texcoco, Estado de México, que sufren la repentina dialéctica ciudad frente a campo —en este caso, al iniciarse el siglo XXI— es que, en su lentísima metamorfosis hacia el grado de ciudad, tienen que atravesar por un perverso y doloroso purgatorio. Es decir, cualquier poblado rural se convierte en una zona intermedia de larga duración, definida por Raymond Williams como “suburbio, ciudad-dormitorio, “favela””. En una palabra, y a nivel de historia universal, “La Revolución Industrial —continúa diciéndonos el autor antes citado— no transformó apenas la ciudad y el campo: ella se basó en un capitalismo agrario altamente desarrollado, habiendo ocurrido muy pronto el desaparecimiento del campesinado tradicional”

Interculturalidad, buen vivir y derechos comunitarios en Chiapas: el ejido Jerusalén de Pedro Hernández Luna es un maravilloso libro, de gran humanidad, escrito en el marco de una crisis civilizatoria; pero a la vez es una propuesta de una utopía posible producto de la práctica cotidiana del buen vivir desde un diálogo intercultural. Precisamente por ser producto de la práctica, parte de la realidad concreta de la comunidad del ejido Jerusalén en Las Margaritas, Chiapas; y adquiere vida desde los ojos y palabras vueltos corazón de su autor, Pedro Hernández Luna, un joven tseltal miembro de la comunidad que se atreve, con su propio andar, a darle forma a otro mundo posible.

Se trata, en primer término, de superar la inocencia producto de desconocer la historia y, en ello, carecer de fuerza para apropiarse de un futuro propio; pero también se busca un diálogo intercultural en ofrecer desde el lenguaje propio una cosmovisión distinta en diálogo vivo de intercultura. Para ello, se parte del quehacer cotidiano: aparece la milpa, la comunidad y sus conocimientos y valores del “trato justo por igual” entre los seres humanos, la naturaleza donde cobra sentido la tierra vuelta territorio.

Veracruz está localizado en la región costera del Golfo de México. Su extensión es amplia y también lo es la diversidad biológica, social, étnica, económica y productiva que en él se encuentra. El estudio “El proceso migratorio en Los Tuxtlas: remesas y reacomodos en los grupos domésticos de dos comunidades campesinas del municipio de Catemaco” se ubica en la zona costera del sur del estado, particularmente en la región conocida como Los Tuxtlas.

Esta es una región singular por su biodiversidad, misma que ha tenido reconocimiento con la formación de la reserva de la biósfera de Los Tuxtlas, cuya porción norte se integra por los municipios de San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Catemaco, Ángel R. Cabada y Hueyapan de Ocampo. Una de las particularidades de esta región es que en la orografía de la costa del golfo, dominada por la planicie costera, emerge una cadena montañosa de origen volcánica en la que resalta el volcán San Martín Tuxtla.

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