La teoría y la perspectiva de género son un referente contemporáneo para los movimientos sociales, la academia, las políticas públicas y las plataformas de acción políticas en su diversa naturaleza. La centralidad que ha ocupado en décadas recientes se debe a que han fortalecido e innovado conceptos y métodos que permiten comprender la diferencia social, la desigualdad, la jerarquización y el poder entre hombres y mujeres. También permite identificar las desigualdades entre las identidades y las expresiones, orientaciones o preferencias sexuales.
Sin embargo, no solo han sido una herramienta de análisis, sino una guía para la acción y el cambio social que permita relaciones más igualitarias, democráticas y libres de violencia. El género se interconecta con otros campos de la vida social e individual, como la clase social, la pertenencia étnica, racial, de grupos culturales, adscripciones políticas y manifestaciones de la sexualidad. Cubre los campos sociales bajo la concepción de que las sociedades humanas están conformadas por seres humanos generizados.
Si bien los cambios se reconocen y se valoran en su importancia, aún existen retos en la incorporación de enfoques, problemas sociales y poblaciones en la agenda relativa a la perspectiva de género y la diversidad sexual. Éstos provienen tanto de los problemas públicos que le dan origen, como de la construcción del conocimiento en la materia, la incorporación de experiencias –exitosas o no–, y de llevar a cabo políticas articuladas, secuenciadas e incrementales.
La violencia de género en contra de las mujeres y la diversidad sexual, pese a los cambios jurídicos, políticos y culturales incuestionables, sigue siendo cotidiana y estructural. No se trata de focalizar la atención en grupos en situación de vulnerabilidad, como erróneamente se enfoca con frecuencia, sino en más de la mitad de la población mundial y, desde luego, de nuestro país y nuestra capital de la República.
De ahí la importancia de fomentar, acompañar y concretar análisis y propuestas en torno a la perspectiva de género y la diversidad sexual que fortalezcan el compromiso e institucional, que se concreten en la construcción de insumos empíricos y conceptuales que puedan servir para la comprensión y el cambio social.