El título del trabajo de Marina Lieberman expresa tanto el humor en el que fue realizado, como la hipótesis que lo dirige. El sujeto, tal y como lo aborda el psicoanálisis, es un efecto del encadenamiento significante, un producto del inconsciente, sometido a una lógica que lo pone todo al revés. ¿Al revés de qué? Si hay un revés tendría que haber un derecho.
El derecho de preguntarnos por qué cada vez nos encontramos por un instante frente a algo que nos conmueve en lo más íntimo de nuestro ser, esta conmoción resulta incomprensible, inaplicable e intrasmitible. La lógica del inconsciente está al revés de la necedad del sujeto que pretende que las cosas estén al derecho. La verdad tiene forma de chiste.
El estilo de la certeza es el del absurdo. El humor es una escritura de lo irremediable. En el filo del campo que habitamos, cuando el abismo está ahí enfrente y el deseo llama a la precipitación, el humor surge como una chispa sublime que salva al sujeto en el momento mismo de su inminente destrucción. La pregunta inevitable es, entonces, ¿de qué nos reímos?