Al rememorar nuestros años escolares, difícilmente recordamos cómo fue que aprendimos la enorme cantidad de conocimientos que se nos han impartido; sin embargo, tenemos la certeza de que un gran cúmulo de contenidos nos fue enseñado. Aunque es probable que tengamos más claro el recuerdo de aquello que hemos aprendido recientemente. No cabe duda que el olvido hace estragos, en especial si nos preguntamos por nuestra estancia y por lo que aprendimos en preescolar, primaria y secundaria.
Podríamos pensar que eso ocurrió hace ya ‘‘tanto tiempo” que es lógico haberlo olvidado. Sin embargo, si interrogamos a un niño o a un joven que cursa alguno de estos grados educativos y le preguntamos qué aprendió el año pasado o, no vayamos tan lejos, el mes pasado, nos sorprenderá que en la mayoría de los casos, a nuestros entrevistados les cuesta trabajo responder. Es muy probable, incluso, que recuerden con claridad varios episodios ocurridos en clase, en especial algunos agradables: la felicitación de la maestra de primero cuando ¡por fin! escribieron su nombre, una excursión donde el maestro jugó fútbol con sus alumnos, un momento chusco cuando el grupo se dio cuenta de algún equívoco del maestro, las bromas pesadas que le jugaban a la maestra de matemáticas, los apodos con los que se referían a los profesores (cuyos nombres muchas veces ya han olvidado), etcétera.
La docencia frente al espejo: imaginario, transparencia y poder
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- Primer autor: Anzaldúa Arce, Raúl Enrique
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Investigación
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