La triada imposible entre Estados Unidos, México y Rusia

El Suave, 28/10/2020.

Nota: El presente artículo fue publicado originalmente en Russian Mexican Forum.

Los medios de comunicación locales e internacionales se han encargado de repetir hasta el cansancio que las próximas elecciones en Estados Unidos (EE. UU.) son las más importantes de los últimos años. Y probablemente tienen razón, EE. UU. sigue siendo la economía más grande del sistema económico internacional, sobre todo por el papel que tiene el dólar en los mercados financieros y en la economía real. Estados Unidos cuenta con presencia política y militar alrededor del mundo. Además, tiene un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dónde históricamente ha sido una pieza clave en esa organización.

Los comentaristas en la radio y la televisión, así como los “grandes expertos” de las redes sociales; sin afirmarlo con total descaro, apuntan sus comentarios y opiniones a favor del candidato demócrata Joe Biden. Al parecer Biden se vislumbra como una mejor opción ante la política interior y exterior de Donald Trump que se asemeja a un tren fuera de control. Trump ha negado el calentamiento global, minimizó los problemas ocasionados por el COVID-19 y trató por “todos los medios” de hacer “Grande a Estados Unidos”. Por su parte Biden es presentado como un político mesurado y experimentado. Se supone que el candidato demócrata es más incluyente con la población latina y los afroestadounidenses. Sin embargo, ninguno de los dos grupos, dicho sea de paso, recibieron grandes beneficios de parte del gobierno de Barak Obama. Biden ha sido promovido como “el único capaz de vencer a Trump”, dejó en el camino a Bernie Sanders un político experimentado y que probablemente tenía mejores vínculos con los sectores más pobres de la sociedad estadounidense, y que pudo representar, no un viraje en la política de EE. UU. pero si un ligero cambio.

¿Qué implicación tiene para México que gane uno u otro candidato? La respuesta es ninguna, y no porque no sea importante la política exterior o la relación con “nuestro vecino del norte” o porque efectivamente no tengamos alguna conexión político-económica con ellos, por ejemplo, alrededor del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino EE. UU. Para México no tiene ninguna implicación la permanencia o el cambio de presidente en EE. UU. porque existen estructuras político-económicas que no se romperán, ni se modificarán sustancialmente con un cambio de gobierno. México mantendrá su condición de socio explotado y dependiente. Con esta última afirmación no quiero responsabilizar a EE. UU. de todos los problemas sociales que existen en México, puesto que los oligarcas mexicanos también han contribuido lo suficiente para construir esta relación, mientras que una parte significativa de la sociedad mexicana ha sido indiferente.

Las implicaciones para Rusia tampoco serán espectaculares. Cuando Donald Trump llegó a la presidencia de EE. UU. se habló de la posibilidad de acercamientos con Vladimir Putin. Pero más allá de algunos encuentros esporádicos y algunas comunicaciones para atender problemas geopolíticos que atañen a ambos gobiernos, no fue posible observar ninguna modificación sustancial en la relación bilateral. La rusofobia no es un fenómeno reciente y durante el mandato de Trump fueron los demócratas los que recurrieron a este recurso para desacreditar al actual presidente estadounidense. En caso del triunfo del candidato demócrata, la rusofobia, las denuncias de violaciones a derechos humanos y de falta de democracia en Rusia podrían crecer. Sin duda, este tipo de denuncias tienen el potencial de hacer eco en la sociedad rusa, sobre todo entre los más jóvenes. Sin embargo, Rusia enfrenta sus propias contradicciones internas. El factor Siria y el factor Crimea ayudaron a apuntalar al gobierno de Putin, pero los bonos políticos y el apoyo social que fueron producto de las acciones militares fuera del territorio ruso se están agotando. Rusia se enfrenta a un problema económico estructural que debe de atender para evitar que la sociedad rusa se incline contra sus gobernantes.

¿Qué pasa entre México y Rusia? La relación bilateral entre ambos países se ha mantenido estable en las últimas décadas. Ambos países han sido cautelosos y cordiales en sus acercamientos. En la última visita del ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguei Lavrov a México se abordaron temas referentes a la cooperación en foros multilaterales como el G20 y APEC. Los cancilleres coincidieron en la necesidad de mantener una estrecha comunicación. Destacaron la buena interlocución en temas que incluyen el desarme nuclear y la cooperación para el desarrollo, la reforma de la ONU, y la política internacional en materia de drogas. En la parte económica, el intercambio comercial entre ambos países ronda los 2 mil millones de dólares al año (Secretaría de Relaciones Exteriores, 2020). Como es posible observar, los lazos entre ambos países existen, pero son reducidos. Tanto para México como para Rusia resulta más importante la relación con EE. UU. que la relación bilateral entre ellos.

En la actual coyuntura, desde Estados Unidos, México es observado como un socio que está bajo control, mientras que Rusia es vista, en el mejor de los casos, como un competidor. Tanto Trump como Biden serán capaces de recurrir a factores externos para alimentar sus campañas y para tratar de mantener la cohesión política en su país. Los mexicanos en EE. UU. y los problemas de narcotráfico servirán para desviar la atención de la opinión pública estadounidense y para presionar al gobierno mexicano; pero no serán atendidos ni resueltos. La rusofobia, las violaciones a derechos humanos y la falta de democracia en Rusia también servirán para desviar la atención de los problemas internos en EE. UU. y desacreditar, en ocasiones sin pruebas, al gobierno ruso. Cualquiera de los dos posibles presidentes de Estados Unidos estará dispuesto a hacer lo que sea necesario para mantener la posición de su país en el sistema internacional. Uno será más descarado, mientras que el otro será más hipócrita.

Rusia y México no están completamente a merced de Estados Unidos, pueden optar como se ha señalado, por impulsar la cooperación estratégica en foros internacionales. Pero eso requerirá de un gran esfuerzo político, que, al parecer, ninguno de los dos gobiernos está dispuesto a realizar.

Referencias.

Secretaría de Relaciones Exteriores. (6 de febrero de 2020). Se reúne el canciller Marcelo Ebrard con el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov. Ciudad de México, México. Recuperado el 7 de octubre de 2020, de https://www.gob.mx/sre/prensa/se-reune-el-canciller-marcelo-ebrard-con-el-ministro-de-asuntos-exteriores-de-la-federacion-de-rusia-serguei-lavrov?state=published

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